El mundo tecnológico atraviesa cada vez más aspectos de la vida cotidiana. La conectividad establece novedosas formas de vincularnos con el mundo que, hasta hace poco, solo existían dentro de los límites de la ciencia ficción: realizamos videoconferencias con personas en distantes lugares del mundo mientras paseamos a un perro, disponemos de la discografía completa de nuestros músicos favoritos con solo presionar un botón que, en realidad, solo existe en una pantalla, etc.
Esta nueva realidad impone nuevas reglas de juego, nos enfrenta a nuevos desafíos y nos expone a ciertos riesgos sobre los cuales debemos ser conscientes. Exploremos los diversos aspectos de ciudadanía digital, la privacidad de la información y los métodos seguros para el resguardo y envío de datos en Internet.
Al usar los sitios, aplicaciones y recursos que nos brinda Internet, nos exponemos a diferentes situaciones de riesgo. Por un lado, es habitual que publiquemos información que, en caso de caer en manos equivocadas, puede ser usada en nuestra contra. Sobre todo, porque es poco frecuente que tengamos conciencia del alcance de lo que volcamos en la red: quiénes pueden verlo y quiénes no, dónde reside, etc.
Por otro lado, también existen mecanismos mediante los cuales individuos malintencionados pueden robarnos contraseñas, detalles de tarjetas bancarias, etc., con las que, en el universo virtual, pueden perpetrar ilícitos, como realizar publicaciones a nuestro nombre o llevar a cabo operaciones crediticias fraudulentas.